jueves, octubre 04, 2007


La tarde nos abre sus alas iluminándonos por dentro
Tu boca se pone roja y el viento

Me arrastro al infinito
Y los árboles, sí los árboles
susurran sus hojas al caer
Olas celestes de este otoño

¿acaso dios no esta en tus manos tanto como
en la tierra que me sostiene?

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