flotan en la tarde
que termina.
La perra sin correa trota olfateando
los pedazos de cariño
me tocan las mejillas
mientras camino de prisa, sin prisa.
Y los autos con sus luces pasan.
tensa el cuerpo y lo suelta…
y trota, trota.
en mi cuerpo.
los pedazos de cariño se arremolinan y se despliegan
llevándome.
La ciudad se guarda adentro;
la noche despierta y se desparrama
por cada sector entre las copas de los árboles
y el pasto bajo mis pies,
entre mis piernas.
sus ojos brillan jadeantes,
llenos de vida
reflejan los pedazos del cariño
resplandeciente por todos lados…
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