lunes, mayo 11, 2015

Cariño

 
 

Pedazos de cariño
flotan en la tarde
que termina.
La perra sin correa trota olfateando
los pedazos de cariño
me tocan las mejillas
mientras camino de prisa, sin prisa.
Y los autos con sus luces pasan.
 
 
 La noche está llena de pedazos de miel.
 
Mi perra se detiene,
tensa el cuerpo y lo suelta…
y trota, trota.
 
 
Sostengo esta alegría como a una fiebre
en mi cuerpo. 
Anochece,
los pedazos de cariño se arremolinan y se despliegan
llevándome.
La ciudad se guarda adentro;
la noche despierta y se desparrama
por cada sector entre las copas de los árboles
y el pasto bajo mis pies,
entre mis piernas.  
Pedazos de miel transparentes y dulces flotan… 
 
Vuelve mi perra,
sus ojos brillan jadeantes,
llenos de vida
reflejan los pedazos del cariño
resplandeciente por todos lados…
 Palpita en mi interior su luz
como si un pájaro ya hubiera aprendido a volar.
 

 

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