La manta echada,
entre el techo celeste y mi cuerpo
se arremolinan sonidos pequeños y largos
como melenas
si estarían sueltas al viento.
La tarde abre los ojos
el cielo tan solo parece quieto
¿lo ves adentrarse sin cesar
hacia el ritmo inconfundible de la galaxia?
El barco esta anclado y las tortugas
subirán desde el silencio oscuro
hasta esta superficie
y así encontrarnos en la mirada:
la vida saluda a la vida
Lo belleza respira,
un anhelo profundo;
la tristeza
bañándose en los sonidos imperceptibles,
en los surcos de espuma,
Entre los pliegues cálidos de la siesta
el llamado de la jauría me despierta:
La galaxia es ahora un telón de fondo,
y el barco abandona el ancla
para sumergirse en el viento
desde la pequeña lámpara de Aladino
Y la tarde cierra sus ojos hasta esconderse
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