las montañas gigantes. Estaba caído, como un ídolo en desuso.
Perdido en el siglo y en el espacio, igual que yo y mi alma.
Quede en cuclillas admirando su presencia plateada y silenciosa.
Enmudecí también yo,
por fuera y por dentro como si meditara,
como si fuera montaña o viento fuerte.
Un collar mapuche sobre la tierra del camino, junto a mí en cuclillas
Quien miraba a quién?
Quién estaba perdido, quién se encontró esa tarde?
Detenida, silenciosa
y aérea.
3 comentarios:
El valor de los objetos no es mas que el valor de la propia subjetividad.
El collar mapuche no existe mas que como alimento del alma libidinal.
Me encantó, es fuerte y antiguo, me parece que estás encontrando un nuevo modo
Marta
Me gustó... me gustó...
¿Quién miraba a quién? ¿quién encontró a quién?
Javi
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