Caminé por las calles llenas de gente, vidrieras, hojas secas
Bajo un cielo celeste y transparente.
Nada ni nadie pudo decirme
“Hola!”
Comí una torta de manzanas comprada en la panadería
dejando que el sol me calentara el pelo,
y las mejillas rosadas del frío,
mirando sin ver mi reflejo en la vidriera.
Y dejé esa esquina, para volver a casa
tarateando hacia adentro “lady stardust”,
algo que había estado escuchando antes de salir;
siempre pasa, no?,
por eso nos enamoramos de los músicos:
porque se te meten dentro,
te hacen bailar,
a veces hasta sueño con canciones,
con versiones que nunca escuché,
no sé,
tal vez sea algo que me pasa sólo a mí.
En fin,
dejé la esquina tarareando
con el gusto dulce de las manzanas verdes en la boca,
y la cabeza calentita de sol,
me fuí caminando rápido
como si pudiera escaparme del invierno,
de la gente y del ruido de los autos.
Y volver.
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